LA SAYONA

LA SAYONA

Cuentan que la Sayona es un ánima endemoniada que persigue a los hombres parranderos y mujeriegos como consecuencia de una maldición que le hiciera su madre antes de morir. Al parecer se trataba de una mujer extremadamente celosa de nombre Casilda, que vivía con un hombre parrandero y mujeriego llamado Severiano. Casilda tenía un vecino que la pretendía a quien apodaban Burro Tusero, quien para conquistarla malponía a Severiano, con el fin de ella lo abandonara y se quedara con él

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El mujeriego Severiano pretendía a la negra Timotea, mujer buenamoza y fiestera que no se pelaba un baile. Estando ambos en un parrando, Severiano contrapuntea con otro admirador de la bella Timotea, al final ambos galanes, terminan dándose unos tanganazos y mientras Severiano somete al contrincante, la negra Timotea se le viene encima en defensa del otro peleador, lo cual causa en Severiano terrible indignación y de un golpe la lanza contra el suelo, con la mala suerte que la muchacha se golpea la cabeza contra una piedra, falleciendo instantáneamente.

 

El comisario del pueblo, que también se hallaba en la fiesta, aprehende a Severiano. Por su lado Burro Tusero, aprovechando la ausencia del marido de Casilda, da su estocada final, sin considerar las graves consecuencias que su chisme acarrearía. El intrigante Burro Tusero, le dijo a la celosa Casilda que su marido no la amaba y que además, desde hacía tiempo la traicionaba hasta con su propia madre y que en el pueblo todos los vecinos conocían esta relación. Esto molestó a Casilda de tal modo que el cobarde y perverso Burro Tusero, al ver la expresión de odio en su rostro, presuroso se alejó aterrorizado.

 

A la mañana siguiente, Casilda como todas las mañanas esperaba ansiosa la visita de su madre que acostumbraba llevarle el cafecito mañanero; cuando la buena mujer llegó, Casilda incendia el rancho con el hijo adentro e inmediatamente hiere mortalmente con un cuchillo en tres ocasiones a su progenitora. Sin embargo la madre moribunda, atina a proferir la siguiente maldición. … “Me has quitado la vida Casilda. Me has quitado la vida sayona; le has quitado la vida a tu propia madre que te trajo al mundo ¡Maldita serás toda la vida! Sin Dios y sin Santa María andarás vagando por todo el mundo y penando andarás en busca de los hombres mujeriegos para aliviar tus pecados. Pero no lo lograrás porque te acordarás de este momento y perderás al hombre que te acompañe. Permite Dios que así sea”… Al escuchar estas palabras, Casilda se fue transformando físicamente.

 

Los ojos se le enrojecieron, los pómulos se le contrajeron, su ropa se le desgarró y le brotaron enormes colmillos de su boca; por otro lado su tamaño aumentó descomunalmente. Unos ancianos vecinos que veían lo ocurrido, comenzaron a hacerle rezos y a echarle agua bendita; al caerle el agua lanzó un alarido aterrador y huyó despavorida, perdiéndose en el camino.

 

Desde entonces se le aparece a los hombres mujeriegos, presentándose al principio como una hermosa mujer, esbelta y elegante. A los cuales atrae con su exótica belleza, éstos entusiasmados con la hermosa sayona, la siguen al bosque donde ella los ha ido llevando, hasta que se voltea rebelándose como el monstruo demoníaco que es y entre terroríficos alaridos les muestra los enormes colmillos, los ojos brotando fuego y agitando de un lado a otro sus manos huesudas, de donde brotan unas largas y filosas uñas, a la vez que acercándoseles insinuante les dice, ¡anda bésame como besaste a fulana y a zutana!, el pobre mujeriego sale despavorido gritando por los solitarios caminos o por las desoladas calles de algún olvidado pueblo o caserío. Es que La Sayona, escoge para sorprender a los trasnochados mujeriegos, aquellos lugares solitarios para hacerles sus sensuales invitaciones. Una vez que cautiva a la víctima, se transforma en un espanto, desquiciando totalmente al idiotizado galán.